Ubicadas en la encantadora localidad de Altea, estas exclusivas villas ofrecen una experiencia de vida inigualable. Con solo cuatro propiedades disponibles, cada villa ha sido diseñada para maximizar el confort y la privacidad. Las impresionantes vistas al mar son un elemento destacado, proporcionando un entorno sereno y relajante. La proximidad al mar, a solo 3 km de distancia, permite disfrutar de la brisa marina y de actividades acuáticas en cualquier momento. Además, el aeropuerto se encuentra a 10 km, facilitando el acceso a conexiones internacionales. Estas villas son ideales para quienes buscan un hogar en un entorno privilegiado, combinando lujo y funcionalidad.
El exterior de las villas está diseñado para ofrecer el máximo disfrute del clima mediterráneo. Cada propiedad cuenta con una piscina privada, perfecta para refrescarse durante los cálidos días de verano. Las áreas ajardinadas comunitarias añaden un toque de naturaleza y tranquilidad al entorno, proporcionando espacios verdes para el esparcimiento y la relajación. La arquitectura exterior se integra armoniosamente con el paisaje, destacando por su elegancia y modernidad. La ubicación en Altea, conocida por su belleza natural y su ambiente tranquilo, hace de estas villas una opción excepcional para quienes valoran la calidad de vida al aire libre.
El interior de las villas está diseñado con un enfoque en el lujo y la comodidad. Las opciones de distribución incluyen villas con 3 o 4 dormitorios y entre 4 y 6 baños, adaptándose a las necesidades de diferentes familias. Los interiores están completamente amueblados, con suelos de cerámica que aportan un toque moderno y fácil mantenimiento. La tecnología es un componente clave, con sistemas de domótica que facilitan el control del hogar, aire acondicionado para el confort térmico y calefacción por suelo radiante para los meses más fríos. Los electrodomésticos de alta gama y los armarios empotrados completan un conjunto de características que aseguran una experiencia de vida sofisticada y sin preocupaciones.
Las zonas comunes de este residencial en Altea están diseñadas para complementar el estilo de vida exclusivo que ofrecen las villas. Las áreas ajardinadas proporcionan un entorno verde y relajante, ideal para paseos tranquilos o para disfrutar de la naturaleza. Además, el garaje comunitario asegura que el estacionamiento sea cómodo y seguro para todos los residentes. Estas características comunes refuerzan el sentido de comunidad y añaden valor a la experiencia de vivir en este enclave privilegiado.
Altea es uno de los destinos más codiciados de la Costa Blanca. Su encanto reside en la perfecta combinación entre el ambiente tradicional de pueblo pesquero y la modernidad de una localidad cosmopolita, rodeada de playas cristalinas y montañas.
Vivir en Altea significa disfrutar de un clima privilegiado durante todo el año, con más de 300 días de sol anuales, ideales para quienes buscan calidad de vida y bienestar. El entorno natural y las rutas de senderismo por la sierra de Bernia son otro de sus grandes atractivos. Además, la proximidad a ciudades como Alicante y Benidorm hacen de Altea un lugar perfecto para residir todo el año.
El casco antiguo de Altea, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), es el corazón histórico y cultural de la localidad. Se caracteriza por un entramado de calles empedradas y estrechas que serpentean entre casas encaladas de blanco. Los balcones y portales suelen estar adornados con flores de colores vivos como geranios, jazmines y buganvillas. El conjunto arquitectónico, de marcado estilo tradicional, ha sabido mantener su esencia a lo largo de los años, convirtiéndose en un auténtico símbolo de la Costa Blanca.
A medida que se asciende por las empinadas callejuelas, se descubren rincones llenos de encanto: pequeñas plazas, tiendas de artesanía, galerías de arte y restaurantes con terrazas donde disfrutar de la gastronomía local. El punto central es la Iglesia, famosa por sus dos cúpulas azules que se han convertido en la imagen más reconocida de Altea. Desde los numerosos miradores se obtienen vistas panorámicas espectaculares del Mediterráneo, el puerto y la sierra circundante.
El casco antiguo es también un espacio vivo, que acoge festivales, mercados y actividades culturales durante todo el año, además de ser un lugar ideal para pasear, tomar fotografías y disfrutar de la tranquilidad y el ambiente bohemio que lo caracterizan.
Altea cuenta con una costa variada y atractiva, donde destacan tanto playas turísticas como pequeñas calas de aguas cristalinas. La playa más conocida es la Playa de la Roda, situada junto al paseo marítimo y el puerto, ideal para familias y para quienes buscan comodidad y servicios cerca. También existen otras playas urbanas como la Playa de Cap Blanch y la Playa de l’Espigó, que ofrecen un entorno relajado y buenas infraestructuras.
Para quienes prefieren lugares más tranquilos y naturales, Altea cuenta con calas recónditas como la Cala del Soio o la Cala de la Barreta, perfectas para nadar, practicar snorkel o simplemente disfrutar de la paz y la belleza del entorno. El agua transparente y la suave brisa marina hacen de las playas de Altea un lugar idóneo para el descanso y el disfrute.
Altea ofrece infinitas posibilidades para los amantes del mar y la montaña. La seguridad, el ambiente internacional y la hospitalidad de sus habitantes completan un escenario idílico para quienes buscan un hogar en el Mediterráneo.

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